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23 Cuando entréis en la tierra y plantéis toda clase de árboles frutales, durante los tres primeros años consideraréis impuros sus frutos, como si estuvieran incircuncisos, y no los comeréis. 24 El cuarto año todos los frutos serán consagrados al Señor en una fiesta de acción de gracias. 25 Y el quinto año podréis ya comer su fruto y almacenar vuestras cosechas. Yo soy el Señor, vuestro Dios.

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